A algo más de media hora de Badajoz nos encontramos con el pueblo de Alburquerque, un bello municipio de la Sierra de San Pedro, en el que uno se puede dar un paseo por la historia y descubrir como se vivía en el medievo.

Lo más imponente de este municipio pacense es el Castillo de Luna, denominado así por Álvaro de Luna (uno de sus principales constructores), que corona Alburquerque dejando bellas estampas a su alrededor.

Construido en el siglo XV, el Castillo de Luna en sus inicios perteneció a la Orden de Santiago. Fue cuando se construyeron varias de las partes más importantes de la fortaleza como una torre del homenaje de cinco pisos y el puente sobre un arco ojival que da acceso a los pisos superiores.

A mediados del siglo XV Beltrán de laCueva, primer duque de Alburquerque, mandó construir varias estancias palaciegas, nuevas medidas de defensa y una torre pentagonal, que conectaba con la torre del homenaje.

A principios del siglo XVIII los portugueses se hicieron con el castillo y le añadieron una segunda línea de fortificaciones abaluartadas tipo vauban, pensadas para resistir los golpes de la artillería.

Cuando llegas a los pies del castillo hay que subir unas escaleras, por dentro de la muralla de la fortaleza, para llegar a una puerta donde espera un guía para mostrar el castillo y contar toda su historia.

Uno de los grandes atractivos que posee el castillo son sus vistas. Desde el punto más alto hay una gran panorámica de los alrededores como la comarca de Los Baldíos. Incluso en los días de pocas nubes y niebla se llega a ver Portugal.

Es digno de mención los métodos defensivos que posee el castillo. Todo lo construido estaba pensado para proteger la torre del homenaje, desde las escaleras de subida al castillo hasta los puentes.

Uno de los lugares más sobrecogedores del Castillo de Luna son las mazmorras. Es un lugar húmedo, frio, oscuro y con una sola abertura, con una caída de varios metros, que no deja entrar mucha luz. Además los muros son muy anchos por lo que hacía casi imposible escaparse.

Sin lugar a dudas la sala más llamativa es la denominada de los secretos. Es una habitación cuadrada con el techo abovedado que utilizaba el señor del castillo para recibir las noticias sin que las demás personas que estuvieran en la sala se enterasen.

El señor se ponía en una de las esquinas de la sala y el siervo que le quería comunicar algo en la contraria. Con un leve susurro, gracias a las bóvedas del techo, el mensaje llegaba al señor sin ningún problema.

También es muy interesante la iglesia de Santa María del Castillo que todavía se conserva en su interior. De estilo románico y gótico tiene tres naves cubiertas por bóvedas de cañón que se sujetan sobre bellas columnas.

El Castillo de Luna es uno de los principales reclamos turísticos de Alburquerque y sus habitantes lo saben. Todos los años, a mediados de agosto, se celebra el Festival Medieval de Alburquerque con la fortaleza como el centro de todo.

Los visitantes pueden disfrutar de una representación en varias partes del castillo de cómo vivían los señores de la época y las costumbres que allí se llevaban a cabo. Además a lo largo de la villa hay diferentes actividades.

Por todo esto, si se tiene poco tiempo para viajar pero se quiere descubrir uno de los rincones más bonitos de Extremadura, el Castillo de Luna de Alburquerque es una parada más que recomendada para todos los viajeros que buscan de belleza, cultura y patrimonio.

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