La Gran Sinagoga de Budapest es un edificio singular. No solo por ser la segunda sinagoga más grande del mundo, después de la de Nueva York, también por algunos elementos que encierra en su interior que no son del todo tradicionales para los edificios del culto judaico. Uno de esos elementos, a los que hago referencia, es un órgano situado justo detrás de la bimá, el altar desde donde se lee la Torá.
Este instrumento es más de tradición cristiana. Quién no ha visitado una iglesia y se ha quedado embobado con el gran órgano con el que ambientan las ceremonias de la misa en las distintas parroquias.
Pues este órgano es uno de los puntos de confrontación entre los judíos ortodoxos y los más aperturistas, pertenecientes a la corriente llamada neolog.
Los judíos de la corriente neolog justifican la presencia del órgano porque está detrás de la bimá. Esto no es ninguna tontería ya que, aseguran, que como está por detrás de la bimá ya está fuera de la sinagoga. Cada uno es libre de buscar la justificación que desee.
Este punto de confrontación ha hecho que muchos judíos ortodoxos descarten a esta Sinagoga para llevar a cabo el culto. De esta manera se van a otras más pequeñas pero que para ellos, guardan más los dictados del judaísmo.
Todos sabemos que el sábado es el último día para los judíos, y sino ya os lo digo yo, como el domingo para nosotros. Los judíos tienen una regla clara sobre el sabbath: ningún judío puede trabajar ese día.
Sin embargo el órgano suena todos los sábados en la Gran Sinagoga de Budapest. ¿Cómo lo hacen? La explicación es muy simple, y no, no está automatizado.
Los judíos contratan a una persona no judía para hacerlo sonar. Así todos contentos, los judíos no trabajan y la persona encargada de hacer sonar el órgano ingresa algo de dinero.
El órgano de la Sinagoga de Budapest es uno de los objetos más curiosos que encierra esta edificación, pero hay muchos más que hacen que esta sinagoga sea especial.