No sé vosotros pero yo ya he pedido la cuenta de los días que llevo encerrada en casa sin salir absolutamente nada. Son tiempos duros donde la vida pone a prueba a uno mismo y no solo por esos kilillos de más si no por todo lo que se viene psicológicamente encima.

Como bien sabéis soy maestra. Estudié primero infantil, mi pasión y después, mientras hacía un Máster de Intervención Educativa, me saqué el título de primaria.

Y aquí estoy, viviendo una realidad que parece paralela donde me veo en la obligación de enseñar a través de un ordenador. Cosa que a ciertas edades creo que debería estar prohibida.

Pero bueno, os entiendo padres y madres. Es una auténtica locura, ya no solo que vosotros estéis encerrados, sino que también lo están vuestros hijos. Ahora debéis ocuparos, no solo de vuestro aburrimiento si no del de ellos.

Bueno, pues eso es lo que yo voy a intentar remediar. Hoy os traigo un tema de actualidad, el yoga infantil.

¿Por qué yoga infantil?

Cuando tenemos niños pequeños, encontrar tiempo para hacer ejercicio puede convertirse en una misión imposible. Sin embargo, el yoga es una alternativa ideal porque, además de relajarnos, nos permite tonificar los músculos y, por si fuera poco, se puede practicar con los pequeños. De hecho, aunque solemos pensar que el yoga es un ejercicio para adultos, lo cierto es que se puede practicar en familia.

El yoga infantil no es el mismo que se practica en las clases para adultos. Las clases de yoga para niños son más divertidas ya que las diferentes posturas se convierten en un juego. También se puede recurrir a viajes imaginarios e incluso a canciones

Razones para practicar Yoga infantil

  • Aumenta la coordinación, el equilibrio y la flexibilidad: Los niños suelen ser muy flexibles, pero es importante que practiquen ejercicios que les permitan mantener esa flexibilidad cuando crezcan. En ese caso, el yoga es una actividad ideal, sobre todo a edades tempranas. Además, esta actividad también fomenta la coordinación y el equilibrio, así como el sentido del ritmo y la fuerza muscular.
  • Promueve la armonía: A diferencia de otros deportes, el yoga brinda un espacio en el que los niños pueden relacionarse de forma no competitiva. Los pequeños pueden aprender a trabajar en equipo y respetar a sus compañeros, sin necesidad de competir entre sí. Además, estos ejercicios estimulan la armonía interior, que constituye la base para que en un futuro los niños puedan construir una vida más equilibrada.
  • Canaliza la energía: Muchos padres piensan que si su hijo es inquieto o hiperactivo, no podrá practicar yoga. Sin embargo, en realidad no es así. El yoga infantil les ayudará a canalizar esa energía en exceso, les enseñará a relajarse y fomentará la concentración.
  • Crea hábitos saludables: El yoga es un excelente ejercicio, por lo que si se practica desde pequeños, los niños aprenderán a seguir un estilo de vida más activo que les ayude a mantener a raya el sobrepeso y la obesidad. Además, al enseñarles a calmar la mente, el yoga también contribuye a evitar el problema de la ingesta emocional.
  • Mejora la autoestima: El yoga no solo es beneficioso a nivel físico sino también mental. De hecho, es una práctica excelente para los niños más tímidos y vergonzosos ya que les ayudará a perder el miedo a relacionarse. Estos ejercicios fomentan la confianza en sus capacidades y eleva su autoestima.
  • Estimula el autocontrol: Los ejercicios de yoga son muy eficaces para estimular el autocontrol y lograr que el niño desarrolle sus propias estrategias para gestionar sus emociones. De hecho, el yoga les ayudará a lidiar con la frustración y la ira, enseñándoles a ser pacientes y canalizar mejor esas emociones negativas.
  • Fomenta el autoconocimiento: Los ejercicios de yoga son muy eficaces para estimular el autocontrol y lograr que el niño desarrolle sus propias estrategias para gestionar sus emociones. De hecho, el yoga les ayudará a lidiar con la frustración y la ira, enseñándoles a ser pacientes y canalizar mejor esas emociones negativas.

Las clases de yoga asocian el trabajo corporal y mental. Tratándose de niños, la motivación es un factor muy importante. En razón de eso, es conveniente que en una clase de yoga (si se hace en una academia) no haya más de 15 niños reunidos. Si tu objetivo es montar tu propia clase de yoga en casa es importante que tomes nota de los siguientes consejos:

  • Los niños deben sentirse cómodos y relajados.
  • Deben vestirse con ropas holgadas, ligeras, confortables y que les permitan hacer cualquier movimiento con comodidad.
  • Las clases deben desarrollarse en un ambiente limpio, tranquilo, ventilado y silencioso. ¡No se te olvide desconectar móviles y demás dispositivos electrónicos!
  • Se pueden utilizar colchonetas o alfombrillas apropiadas y los niños pueden estar descalzos o con calcetines.
  • El yoga puede ser practicado a cualquier hora del día, pero el mejor horario para su práctica es por la mañana o cuando llegan del colegio o tú ya han terminado de trabajar.
  • En cuanto a la frecuencia, bastará con dos sesiones a la semana para que se vayan acostumbrando.
  • Es recomendable, además, que se evite la ingestión de alimentos sólidos dos horas antes de su práctica. Si tuviesen hambre, come algo ligero y suave, por ejemplo, una fruta.
  • El yoga es mucha paciencia. No se trata de que todo salga a la primera ni de ser el mejor. Aquí no hay sitio para la competitividad.

La respiración

La respiración es una parte integral del yoga. El inhalar y exhalar por la nariz es esencial para que el niño pueda estirarse y obtener el equilibrio necesario para empezar a practicar las posturas del yoga. Una vez que el grupo controle su respiración, el profesor o padre empezará con las posturas.

El objetivo de las posturas es, desde los órganos exteriores, ir calmando a los órganos interiores. Con los niños, las posiciones hay que ir practicándolas poco a poco. Lo ideal, al principio, es que aprendan a respirar, relajarse, después a concentrarse. Para los niños, como hechos dicho, el yoga debe ser practicado como se tratara de un juego. Y te podrán sorprender. ¿Pídeles que hagan la postura del árbol? Se transformarán casi por completo en un árbol.

Algunas posturas:

Postura del Árbol

  1. Comienza en postura de la montaña y repite: hundo mis raíces muy hondo en la tierra.
  2. Lleva la planta del pie derecho al interior de la pierna izquierda y apóyala en el muslo o en la pantorrilla, mientras dices: estoy concentrado y estable
  3. Estira tus brazos hacia arriba como ramas y di: llego muy alto hacia el cielo.
  4. Lleva tus manos juntas por encima de tu cabeza y estira los brazos, y repite: soy un precioso árbol.
  5. Repite todo con la otra pierna.

Postura de la montaña

1.- Ponte de pie, estira bien la espalda, mantén los pies paralelos y abre el pecho. Puedes repetir estas palabras: estoy en pie sobre la tierra.

  1. Levanta los dedos de los pies para sentir como se fortalecen las piernas y repite: soy fueret y estable.
  2. Ahora, lleva tus manos al pecho palma con palma, y después eleva tus brazos por encima de la cabeza mientras dices: puedo llegar muy alto.
  3. Por último, baja las manos junto al cuerpo y repite: soy una montaña majestuosa.

Piensa que las montañas se levantan hacia el cielo al mismo tiempo que se hunden profundamente en el suelo. Esta postura te ayudará a encontrar el equilibrio entre tener los pies en el suelo y la cabeza en las nubes

Además, las montañas son fuertes y poderosas, como serán los músculos de tus piernas si practicas bien esta postura.

Postura del guerrero

  1. Comienza en Tadasana o postura de la montaña. Lleva la pierna izquierda hacia detrás con un gran paso.
  2. Dobla la la rodilla derecha y descansa tus manos sobre esta rodilla. Puedes repetir las palabras: soy fuerte y estoy concentrado
  3. Dobla todavía más la rodilla hacia el suelo y levanta los brazos y manos al cielo, mientras dices: soy un guerrero de la paz
  4. Repite todo con la otra pierna.

Postura del superguerrero

  1. Desde la postura de la montaña, lleva el pie izquierdo hacia atrás con un gran paso. Puedes pronunciar las palabras: soy fuerte de cuerpo, mente y corazón.
  2. Gira el pie derecho hacia fuera y el izquierdo ligeramente hacia dentro y repite: me sostengo por mí mismo
  3. Levanta tus brazos en cruz y di: estoy preparado para actuar:
  4. Dobla la rodilla derecha y gira la cabeza de forma que mires hacia tu mano derecha, y repite: soy una persona en la que se puede confiar.

Postura del perro

1.- Comienza en postura a cuatro patas, mientras dices: soy un perro a cuatro patas.

2.- Clava los deditos de los pies en la esterilla y lleva el culete hacia arriba y hacia atrás: estoy listo para desperezarme.

3.- Estira las piernas, trata de que los talones se acerquen al suelo. Mantén los brazos fuertes.

Postura de la cobra

1.- Tiéndete boca abajo en tu esterilla y apoya la cabeza sobre las manos, mientras piensas: soy largo y fuerte.

2.- Levanto la cabeza. Pon tus manos debajo de los hombros y levanta la cabeza con suavidad.

3.- Estira bien las piernas detrás de ti, presiona el suelo con las manos y levanta el pecho arqueándote ligeramente hacia atrás.

4.- Levanta y abre bien tu pecho hasta que los brazos estén casi estirados. Puedes decir: ¡SOY UNA COBRA!

Postura de la plancha

1.- Empieza en postura a cuatro patas.

2.- Desliza las manos y el cuerpo ligeramente hacia delante, y mantén el pecho levantado. Siente cómo trabaja tu abdomen. Y di: tengo un abdomen muy fuerte.

3.- Baja las caderas de modo que tu cuerpo dibuje una línea recta: pongo mi cuerpo recto.

4.- Clava los deditos de los pies en tu esterilla, levanta el abdomen y estira las piernas: soy una sólida plancha.

Postura del barco

1.- Siéntate en el suelo y abraza tus rodillas al pecho. Me siento bien erguido y me abrazo.

2.- Pon los brazos por detrás de ti. Los deditos de los pies extendidos hacia delante. Y échate ligeramente hacia atrás.

3.- Levanta las piernas. Soy suficientemente fuerte para dejar la tierra.

4.- Estira los brazos hacia delante y mantén el equilibrio. Respira varias veces en la postura y repite: floto en el agua.

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