El nudo, Águila roja o Cuéntame son algunas de las series en las que hemos tenido la oportunidad de ver a Zaida Alonso, además de en el largometraje Maquis (actualmente en la plataforma Filmin) o cortometrajes como En el apartamento o Borders (ambos premiados internacionalmente), pero no solo va a ser de sus interpretaciones en la gran y pequeña pantalla de lo que hable hoy con ella, por lo menos en esta primera parte del artículo, sino que, a través de sus pasiones, quiero dar a conocer a la persona que se encuentra detrás de la actriz.

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Hola, Zaida. Me gustaría saber cuáles son tus 4 grandes pasiones, pero ya sabes que no puedes incluir el cine, pues doy por hecho que, siendo actriz, estaría entre ellas. Así que vamos ya con el hit parade. ¿Cuál de todas tus pasiones ocuparía la cuarta posición?:

Pues ciertamente es muy difícil establecer un orden y más siendo tan indecisa como yo, pero creo que voy a poner en esta cuarta posición dos aficiones que tengo sin mayor pretensión que la liberación que suponen para mí ambas cosas: tocar el piano y escribir poesía. La verdad es que me siento una diletante entusiasta de la música y la literatura. Creo totalmente en la terapia del arte y también en que la artista siempre ha de beber de otras disciplinas.

Con la música empecé cuando era pequeña porque vengo de familia de músicos e hice la mitad de la carrera de arpa, aunque este instrumento lo tengo bastante abandonado. En cambio, el piano, aunque ahora no tengo en casa, suelo ir a tocarlo a las cabinas de la biblioteca musical del Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque. A escribir poesía comencé a los 18 años y es algo que me resulta muy sanador, sobre todo en periodos convulsos. Es curioso cómo los poemas reflejan la evolución personal de quien los escribe. Esta afición la tengo retratada en la gran pantalla en el cortometraje Borders, de María Tomás, premiado en los festivales Med-Limes “Ai Confini del Mediterraneo” de Salerno (Italia) y Venice Shorts Films Awards de California (EEUU).

¿Cuál sería la tercera?

Como tercera pasión voy a decir Galicia porque aúna mis raíces con experiencias sensoriales maravillosas que me encanta repetir, como pasear por los bosques de mi aldea, Vilela, en Ourense, o tomarme un té matcha o una Estrella Galicia viendo la puesta de sol desde mi jardín o en Praia América (Nigrán), después de un paseo infinito por la orilla. Los paisajes gallegos son, sin duda, para perderse en ellos. Soy una apasionada y he hecho, de hecho, dos veces el Camino de Santiago. Pero aún no he encontrado un lugar más mágico que A fonte da pedra, en medio de un bosque pegado a mi casa, entre mi aldea y la de Casares da Virxe. En cualquier momento parece que pudiera salir un elfo o un hada, aunque en realidad lo que salen de vez en cuando son porcos bravos (jabalíes, en castellano) ja, ja, ja.

¿Y la segunda?

 De segunda pasión pongo los gatos, porque soy una auténtica loca de los gatos y, más en concreto, del mío, Oreo, que tiene cinco añitos y es natural de Villaverde Bajo, donde le rescató una protectora. No hay nada que me dé más paz que su ronroneo cuando se tumba encima de mí. Lleva conmigo desde que tenía dos meses y medio y es Aries e hiperactivo como yo ja, ja, ja. La verdad es que mi pasión por los gatos viene de lejos porque siempre he tenido en casa desde pequeña. De hecho, uno de los recuerdos más bonitos que tengo de mi infancia es cuando mi primera gata, Aída, tuvo una camada, pero ahora por un tema de responsabilidad con la cantidad de animales abandonados que hay me parecería inviable repetir esa experiencia. Tengo mucha conciencia animalista.

Y, por último, ¿cuál podríamos decir que es tu gran pasión?:

En mi top one de pasiones voy a colocar, por deformación profesional, ser espectadora de teatro. Voy muchísimo al teatro y me encanta. Además, creo que trabajar tu mirada como espectadora es algo fundamental y muy útil para cualquier artista. Y si lo puedes hacer viajando, para mí ya es el planazo por excelencia. El verano pasado, por ejemplo, fui al Festival de Almada y vi Who killed my father, dirigida por Ivo van Hove, en el Teatro Nacional Doña María II de Lisboa, y tengo que decir que me encantó la obra y la ciudad. Ya había estado hace años en un par de ocasiones, pero esta vez me maravilló especialmente, supongo que por aunar la visita con la experiencia teatral. También me encanta hablar de teatro, es decir, la charla post función, y leer teatro y soñar despierta mientras lo hago.

Y ya sabéis que, si queréis conocer los 4 pecados de Zaida Alonso, este artículo continúa en https://orizonte.es/revistas/numero-66/#6

Fotografía de cabecera: Moi Fernández

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