Me gustan las emociones fuertes. Por ese motivo, y gracias a un regalo, pude saltar en paracaídas. Fue una de las mejores experiencias de mi vida pero aproveche esa actividad para hacer un poco de turismo.

Salté en paracaídas muy cerca de Évora, ciudad portuguesa de la región de Alentejo, que es miembro de la Red de ciudades más antiguas de Europa.

A pesar de contar tan solo con 56.596 habitantes la ciudad rezuma vida. Por donde pases ves mucho colorido y los lugareños aprovechan el buen tiempo para salir a la calle y relacionarse con todo el que se cruza.

Además tienen la suerte de tener un centro histórico muy bien conservado, de los más ricos en monumentos de Portugal. Eso le ha llevado a tener el calificativo de Ciudad – Museo y en 1986 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Ya en época de los romanos la ciudad de Évora fue muy importante. Integrada en la provincia de Lusitania el vestigio más importante que se conserva en la actualidad es el templo romano, dedicado al culto imperial.
Además en la parroquia de Tourega se hallan restos de una villa romana y en el siglo III se construyo una muralla que rodeaba toda la ciudad, por la inestabilidad del imperio, y de la que aún hoy existen algún vestigio.

Durante la dominación musulmana, gracias a su ubicación la ciudad entró en un periodo de esplendor económico y político. Sobre las murallas romanas se construyó un alcázar que se levanta imponente entre los edificios.

Quizás el monumento más emblemático de esta ciudad portuguesa sea la Catedral. Construida en 1186 era originalmente de estilo románico pero en el siglo XV fue reconstruida con estilo gótico.

Otra de las señas de identidad, además de la catedral y el templo romano, es el antiguo palacio del arzobispo. En dicho edificio se encuentra actualmente el museo regional.

Évora es una ciudad que se puede visitar en cualquier época del año. No solo porque sus sitios emblemáticos estén abiertos, sino que su climatología siempre acompaña. En invierno no hace mucho frío y en verano el calor no es tan preocupante como en zonas de España (Extremadura o Andalucía).

El turismo es la fuente de ingresos más importante de esta localidad. Un millón de turistas al año la visitan y disfrutan de sus hoteles y hostales típicos y de una gastronomía que no deja indiferente a nadie.

La cocina tradicional de Évora se compone de platos de carne de cerdo y cordero, aceite de oliva y pan. La sopa de cazón, el estofado de cordero, las migas a Alentejana o los quesos elaborados a partir de leche de oveja son un auténtico manjar.
Pero sin lugar a dudas un espacio de la ciudad que los visitantes no olvidan nunca es la conocida como Capilla de los Huesos. Se trata de una pequeña capilla contigua a la Iglesia de San Francisco.
La Capilla tiene 18,7 metros de largo por 11 de ancho y la luz entra por tres pequeñas aberturas. Sus paredes están decoradas con huesos y cráneos sujetos por cemento. Se ha calculado que alrededor de unos 5.000 esqueletos hicieron falta para completarla.
Por todo esto, y muchos más secretos que descubrirás paseando por sus calles, la ciudad de Évora es ideal para una escapada de uno o dos días. Sin lugar a dudas disfrutaras de su historia, patrimonio cultural y unos edificios muy bien conservados.

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