Cada dia salimos al parque agotando los últimos días de buen tiempo en Badajoz.
Recuerdo cuando fui mamá por primera vez y necesitaba dos horas para salir a la calle (si salía) entonces las condiciones meteorológicas para ese mismo momento y para el resto de dia debían ser favorables y adecuadas para el bebé, todo debía estar perfectamente calculado y organizado.
Me agobiaba cualquier pequeño obstáculo, tenía muchas inseguridades y que apareciera en mi el “ instinto maternal” no significaba que me convirtiera en una superhéroe pero conforme iban pasando los meses fui cogiendo el ritmo y todo lo pasado se convirtió en anécdota.
Con Cayetana ya voy mucho más suelta, nos preparamos para salir al parque en un segundo y ya no hay nada que me preocupe, me veo amamantando en cualquier lugar, incluso mientras camino.
Angela ahora está más intensa y el ir con ella por la calle se hace un poco complicado, barajamos comprar una sillita doble, ya que Ángela tiene 32 meses y se cansa pronto, probé el patín que se engancha al carricoche y se caía… al final escogimos la opción más práctica, ir con ella de la mano muy despacito y como yo digo “ de tó se sale”.
La mamá de Ángela