Stevie Wonder es ciego, y también uno de los músicos más geniales de nuestros tiempos. Su talento trascendió la limitación de la ceguera, y gracias a su cáracter y dedicación ha llegado a formar parte de la cultura musical del mundo.

Somos millones de personas en este mundo, y no todos somos iguales, pero sí somos todos igual de merecedores de las mismas oportunidades. En esto cree firmemente Gillian Harwin, músico americana que se ha afincado definitivamente en Valencia.

Con su proyecto de academia de música Wonder, junto con su socio Eric Hernández, quiere dar la oportunidad de aprender música de manera profesional a ciegos y también personas con cualquier tipo de diferencia. ¿Su sueño? Por ejemplo una banda de jazz compuesta por un bajista con movilidad reducida, una pianista con discapacidad visual, un cantante con acondroplasia, una saxofonista con vitíligo y guitarrista no binario.

 

El camino que ha recorrido es largo (¡y lo que le queda!), llegó a Valencia desde su EE.UU. natal para estudiar un máster en la Berklee College of music, prestigiosa universidad internacional. La pandemia la atrapó en esa bonita ciudad, y es ahí donde grabó su último disco de jazz, Higher Standart. Porque si Gillian es algo, es polifacética. En el álbum canta magistralmente, pero domina varios instrumentos, el piano, la guitarra y el bajo entre otros, y en mi visita a su estudio me deleitó con una canción de serrucho. Podéis verla aquí junto con el vídeo de la entrevista, en la que disfruté con la creatividad que transmite. Es cantante si, pero no puede evitar crear en todo momento, y su manera de promocionarse en instagram con juegos de marionetas es algo que me hizo querer conocerla en cuanto la descubrí. Me muestra también una gran marioneta llamada Wonder, representa un afroamericano no binario y aúna en un elemento las ansias de igualdad que han llevado a Gillian a emprender este proyecto. 

En su álbum Higher Standard versiona 14 de los estándares de jazz, canciones por todos conocidas, y de las que ella tenía en mente su particular versión que ha querido compartir con nosotros. Una oda a la autosuperación y a la mejora continua, por eso el nombre de Higher, más alto. Mayor crecimiento, mayor esfuerzo, mayor superación. Porque las oportunidades sin esfuerzo personal después, no sirven de nada.

 

Me confiesa que ella siempre supo que sería cantante, desde pequeña se veía como la próxima Madonna, y al crecer se dio cuenta de que el mundo no necesitaba otra Madonna, si no buenos profesionales de la música que estuvieran más cerca de su público, sus alumnos y su mundo. Y así se ha querido desarrollar ella, cerca de su mundo, cerca de las personas, ayudando a crear una sociedad mejor. Gillian confía en el poder curativo de la música, sanando nuestro espíritu y vinculándonos a nuestro yo más primitivo, somos arte y el arte nos alimenta. Su propia experiencia, habiendo sufrido dolor crónico en el pasado, causado en gran parte por sus emociones bloqueadas, le enseñó cuánto puede ayudar la música en la curación interior.

Ahora mismo realiza labores de voluntariado en la ONCE, totalmente alineada con su proyecto, y cuenta con amplia experiencia en este campo, al haber colaborado con otras asociaciones similares en Estados Unidos. La academia Wonder se encuentra en fase de gestación actualmente, buscando local para la propia academia y para la residencia que llevará anexa, puesto que se trata de un proyecto internacional que pretende tener alumnos de todas partes del mundo. Personas que podrían llegar a ser muy buenos músicos, y que debido a sus diferencias la sociedad actual no les está dando las mismas oportunidades que al resto.

 

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