Cada segundo que pasamos embarcados en un proyecto puede ser tiempo ganado o tiempo perdido. Todo vendrá a depender de aquello que realmente consideremos nosotros mismos que hemos hecho.
Cuando los segundos se convierten en minutos, horas, días… ese tiempo que transcurre no se nos devolverá, no volverá para que repitamos aquello que hicimos, para que rectifiquemos nuestros fallos o para volver simplemente a vivirlos. Ese tiempo no vuelve, por lo que cada cosa, cada momento, tiene que estar valorado de alguna manera. Ese valor debe tener además, un valor añadido, ya sea económico, personal, altruista … pero debe tenerlo.
A veces, cuando yo mismo realizo trabajos de fotografía, sea para la revista o sea para algo personal, me encuentro que ese valor añadido, el satisfactorio, no es tal para las personas con las que comparto mi tiempo. Eso a veces puede ser frustrante.
Por eso, quiero que reflexionéis sobre aquellas cosas que realizáis en un momento de vuestra vida, cosas a las que no les habéis dado un valor, o ese valor añadido, que lo valoréis ahora, que lo miréis para ver que os aportó, y que no vuelva del pasado para traeros esa duda o esa pregunta tan habitual
“¿ y si lo hubiera pensado antes?“