Desde hace poco sigo un perfil en Instagram que me encanta @antoalams. Si le echas un vistazo entenderás el titulo rapidamente.
Desde los inicios de nuestra capacidad de conocimiento, desde que nos planteamos nuestra primera pregunta, o reaccionamos a nuestro primer deseo, siempre, ha habido algo de corazón y otro tanto de cerebro. Con el tiempo, con los aciertos y sobre todo con los errores intentamos descubrir como hacer las cosas mejor, usando la parte más racional, aunque siempre nos quedan impulsos que seguro afectarán a nuestra decisión final. Un trabajo nuevo, unos amigos, un comentario, un viaje, un amor, un partido de fútbol, … cientos y cientos de combinaciones en las que la ‘patata caliente’ y ‘el cálculo matemático’ , se verán enfrentados, en los que por muy pequeño que sea el acto, la palabra o el gesto, nos llevarán a veces a alegrarnos y otras tantas a arrepentirnos.
Como cada mes intento acercaros un poquito más de este equipo y esta vuestra revista, os contamos cosas nuevas y os traemos imágenes inéditas. Pero también os dejo un poquito personal, un poquito de mi yo más íntimo.
Este mes, os traigo un poquito de razonamiento personal, y una pregunta a la que espero encontrar respuestas por vuestra parte, planteamientos lógicos o por el contrario de corazón.
¿Cómo sabes si estás enamorado, y cómo haces para sobrevivir si no eres correspondido?
Mi respuesta, mi razonamiento, es sencilla. Yo como muchas personas sentimos lo que algunos definen como romanticismo, vemos cosas donde no las hay, o sentimos mas allá. Cuando a veces encuentras una persona a la que deseas, valoras, ensalzas o simplemente aprecias por encima de otras tantas, y piensas en que desearías una persona así en tu vida, quizás, eso lo convirtamos en enamoramiento. A veces cuesta quitarse cosas de ahí dentro, pero lo bueno de haber vivido experiencias que te marcan, es que, es tan sencillo encontrar o buscar un fallo, algo que no nos guste, que la linea tan fina entre el amor y el odio la atraviesas fá cilmente.
Lo peor es que pierdes la oportunidad de demostrarle a alguien cuanto puedes llegar a amarla.
‘Pierdes, pero también pierde quien no sabe que la amaste. No dejes de decírselo’.