CAYETANA CABEZAS Actriz, Arquitecta … APASIONADA

 

La última aparición televisiva de Cayetana Cabezas fue en la ficción televisiva Servir y Proteger que se emite todas las tardes en La 1, en la que daba vida a la malvada Eva Velasco, propietaria de una empresa de mensajería que le servía de tapadera para blanquear el dinero obtenido del negocio del tráfico de armas. Pero este no ha sido el único papel de villana que ha interpretado en televisión, pues ya pudimos verla en las series Brigada Costa del Sol o El secreto de Puente Viejo donde tenía negocios turbios o era malvada. Pero detrás de Cayetana hay mucho más que una actriz que interpreta papeles de personas infames, también los tiene de personajes que no están al margen de la ley, como por ejemplo en las series Aída y Anclados o en el largometraje Diana de Alejo Moreno, donde hace de una reportera llamada Elena…, (se ha echado a reír cuando le he preguntado si ha hecho papeles que no sean de mala; sé que se lo han preguntado en más ocasiones y reconozco que es mi villana favorita, ja, ja, ja), pero bueno, como decía, detrás de ella hay mucho más que una gran actriz de teatro, cine y televisión: hay una amante de la palabra, una escritora, una dramaturga y una mujer… una mujer apasionada, algo que queda latente en todos los proyectos en los que se embarca.

Si realizamos un pequeño recorrido por su biografía, descubrimos que Cayetana Cabezas nació en Madrid, aunque se crio en Ourense. Estudió Arquitectura y ejerció esta profesión creando su propio estudio hasta que en 2009 decidió centrarse en su gran pasión, el teatro. Se formó en el Estudio Corazza para el Actor y es fundadora de la Asociación Teatral Las Misemplas.

Tras esto, empezamos la entrevista, y para ello, en las primeras preguntas voy a retroceder a sus orígenes, a la tierra gallega, y desde allí vamos a conocer a Cayetana, empleando como herramienta algunos de los tópicos que definen la naturaleza de sus habitantes.

 

Se dice que los gallegos son gente trabajadora, desconfiada y muy hospitalaria. Una de las metáforas con las que se les suele describir es la de la escalera, que nunca se sabe si suben o si bajan. Tú viviste en Ourense hasta los 17 años, ¿ha definido tu personalidad todo ese tiempo que estuviste allí?

Sin duda. Galicia es mi familia, mi raíz… su música, la sonoridad del acento, el olor de la tierra, la comida, la relación con lo mágico… A mí, Galicia me mueve los pies del suelo, me activa los sentimientos más primarios; de pertenencia, de seguridad, de hogar. A mí me gusta estar en casa con los míos, me gusta el fuego del hogar, reunirme en torno al vino, a un buen cocido, al baile. Y además es una tierra inspiradora, de belleza sutil, de carácter misterioso… es un lugar apasionante que redescubro siempre que empiezo a escribir algo nuevo y del que, me doy cuenta, guardo una huella más honda incluso de lo que creía cuando salí de allí.

 

                     -La morriña es el sentimiento que viene a significar “estar fuera, pero sin dejar nunca de estar dentro”, además de esta añoranza que se siente por la tierra, ¿qué otra añoranza sientes?

Quizás no es tanto una añoranza personal. Me siento una afortunada. Sí añoro un mayor peso de la bondad en la evolución humana. Cuando escucho, por ejemplo, a algún político o política hablar desde la empatía hacia otros, reivindicar la necesidad de mirarnos y vernos, de entendernos como un todo y no como seres aislados en pueblos aislados de ciudades aisladas de países aislados, me conmueve y se me activa una repentina fe en el futuro.

                     -Hay otra palabra que define la idiosincrasia de los gallegos y hace referencia a una mezcla de sarcasmo e ironía, decir algo que no se entienda, pero que se dé a entender: la retranca. ¿Sueles echar mano de la ironía en alguna ocasión?

Me temo que sí. Constantemente y no siempre de manera deliberada. Es algo que funciona, no por encima de voluntad, pero sí por encima de mis ganas de disimularlo. No sé a ti, pero a mí los gallegos cada vez me caen mejor. Y sé que esto es generalizar, pero últimamente me ocurre mucho, así que ahí y así lo dejo.

                     -No sé si crees en las meigas, aunque habelas hailas, pero ¿eres supersticiosa? ¿Tienes alguna especie de rito antes de salir a un escenario?

Soy creyente, sí. Creo en lo mágico. Me parece que pretender explicarlo todo es muy pretencioso. A mí, dejar parte de esto al misterio, a lo inexplicable, a lo que va más allá del plano tangible, me reconforta. Supongo que como a otros la existencia de un Dios.
¿Supersticiosa? No sé si lo llamaría superstición. Por ejemplo, a mí me fascina el color amarillo. En santería cubana, sin ir más lejos, es el color de la diosa Ochún, que rige el amor, la belleza, la vitalidad… ¡Si tener eso no es tener suerte, tú me dirás! Sí soy de llevar conmigo, por ejemplo, una prenda de ropa de mi madre, o un anillo de mi abuela… cuando actúo o incluso cuando escribo, me gusta estar acompañada de lo que me da fuerza e inspiración.
Mis ritos pre escena suelen enfocarse en concentrarme, imaginar las circunstancias del personaje, tomar contacto (físico, visual…) con mi compañero o compañera… Salir a actuar o escuchar la claqueta de acción es en sí un salto mágico, un zambullirse en la ficción, en lo que no sabes que va a ocurrir, en la fe en el texto, en el equipo, en ti mismo. Actuar es hacer el trabajo previo y después encomendarse a ese misterio.

                         -Dejando atrás las expresiones gallegas, vamos a hacer ahora uso de la jerga arquitectónica, pues Arquitectura es lo que estudiaste, ya en Madrid, y de lo que abriste tu propio estudio. Arquitectura es reflejo de estructura, cohesión y de orden, que lleva implícito el diseño y la imaginación, ¿Qué hay de la Cayetana arquitecta en la interpretación?

Todo. Toda aquella que entró por las puertas de la Escuela de Arquitectura de Madrid ilusionada el primer día, que aprendió lo que necesitaba saber para proyectar un lugar, que conoció a las amigas y amigos con los que se encontró en ese camino y con los que compartió aquellos pasos que la trajeron hasta aquí. Yo soy todo lo que he vivido hasta ahora. El haber desarrollado una capacidad de inventar espacios, de imaginar cómo crearlos, de soñar mundos… la arquitectura abre las puertas de lo creativo en direcciones que quizás mucha gente no sabe.

Yo tengo a compañeros haciendo cosas de lo más diversas, desde testando el funcionamiento de las ciudades para hacer del mundo un lugar más sostenible, confortable y bello, hasta diseñando ropa. Y también actuando y escribiendo. Son años en los que tienes que derribar creencias limitantes y empezar a hacerte preguntas nuevas. Las herramientas técnicas y artísticas que se desarrollan en esos años pueden desarrollarse en un abanico amplio de posibilidades. Los denominadores comunes son, supongo, hacer el mundo un lugar más bello, más duradero, más estimulante, más armónico… más.

                        -Arquitectura es sinónimo de construir, ¿estas construyendo ahora?

 

Pues estoy, estoy. Siempre tengo varios libros en proceso de lectura y, casi siempre, varios proyectos en proceso de creación. Como cuando cocinas la comida de ese día, pero pochas una cebolla para dejar hecho el guiso de mañana, que sabes que estará mucho más contundente al día siguiente y a la vez cortas unas fresas para dejarlas macerando hasta la noche. Siempre tengo varios fogones encendidos.

Ahora mismo, por ejemplo, también estoy embarcada en el proyecto del Club de lectura. De la mano de la suscripción editorial Bookish, que me ofreció la posibilidad de colaborar con ellos, he iniciado una andadura preciosa.

                          -¿Cómo funciona este Club de lectura?

Nos llega cada mes una cajita sorpresa con un ejemplar literario y varios complementos para la lectura; desde marca páginas, a una bolsa de lona para llevarlo, pasando por manuales en los que nos dan datos del autor, el tema… y además cada mes, cada cajita viene con una propuesta de playlist con canciones para contextualizar la lectura. Ya solo recibir esto en casa cada mes es ilusionante. Pero es que además con el club, como leemos el mismo libro, tenemos nuestro chat para comentar y una reunión pos lectura en la que comentamos, ponemos en común… A muchas (prácticamente la totalidad de las lectoras del club son mujeres) les está ayudando a generar en ellas el hábito de la lectura, a desalojar una nueva forma de adentrarse en las historias, a través de los ojos de otros… Si leer siempre suma, hacerlo acompañado multiplica.

                           -¿Y qué habría que hacer para unirse?

Entrar en la web de Bookish, suscribirse a la colección Beat (porque hay otras dos colecciones, pero esas no comprenden los títulos que leeremos en mi club) e intro

ducir el código BCCAYETANACABEZAS. Está todo en mi Instagram, en stories destacados: Club de lectura.

https://www.bookish.es/colecciones

 

                             -Cuando decidiste colgar, voy a decir…, “los planos”, y dedicarte al teatro se produjo un giro argumental en tu vida, bueno, en este caso más que argumental podríamos decir teatral, pues el cine y la televisión vendrían después. Tus objetivos cambiaron y mi pregunta es, ¿tomar aquella decisión fue muy difícil o lo tenías muy claro?

No lo tuve claro hasta que lo tuve claro. ¿Has visto qué gallega? Ocurrió algo personal que detonó mi decisión definitiva. Supongo que las cosas tienen un tiempo de sombra, en el que ocurren otras cosas, aunque nadie las vea, y un día afloran, las unas y las otras. Pero esto no ocurre un día. Pocas cosas ocurren un día. La posibilidad de la decisión estuvo ahí casi desde niña. Pero se necesitan a veces referentes, ejemplos, otras vidas que inspiren o ayuden… Bueno, o al menos yo las necesité. Eso sí, cuando di el paso, fue irrevocable, con todas las consecuencias.

                              -En la quinta temporada de Servir y Proteger irrumpe un personaje llamado Eva Velasco, que, aunque en su primera escena aparece como una mujer titubeante que acude a interponer una denuncia a la comisaría de Distrito Sur, enseguida comienza a dar muestras del carácter y la fuerza que la impregnan. ¿Es Eva Velasco el personaje que más popularidad te ha dado?

Quizás. El estar colándote a diario en el salón de tantas casas, da visibilidad. Pero, por ejemplo, Brigada Costa del Sol, al estar en Netflix, puede verse en muchísimos países. El secreto del Puente Viejo fue un éxito en Italia. Uno nunca sabe por dónde va a saltar la liebre de la repercusión. Es otro de los misterios de esta industria

 

Cayetana Cabezas es autora del libro Ayten y la hija de las olas (Editorial Morsa), un cuento en el que la Luna abre los caminos de la noche para que podamos encontrar lo que buscamos, a través de los sueños. La historia nace en un patio cuyas paredes, tapizadas de arte, albergan secretos inaudibles a la luz del día. Si cierras los ojos puedes escuchar la verdad de los personajes que allí se fraguaron y cobran vida en esta historia.
Su primer texto de dramaturgia fue sobre el libro La voz dormida de Dulce Chacón, todo un reto y un privilegio a la vez, según ha confesado en alguna entrevista.

 

 

 

Dos + dos o Kafka enamorado son algunos de sus trabajos destacados en teatro. Ha dirigido Te odio… casi, en Microteatro por Dinero, un espacio por el que pasan o han pasado muchos actores y actrices del panorama actual.

 

 

 

Como curiosidad entre Cayetana y yo, decir que comencé a hablar con ella debido a que vi una cita en su Instagram de El Maestro y Margarita de Mijail Bulgàkov, un libro que he leído, pues en él está basada la canción Sympathy for the Devil de los Stones, y es precisamente con una cita suya, rescatada de sus redes con la que voy a despedir este artículo:

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